Por José Núñez.
El tema de que ya el señor presidente constitucional de la República, licenciado Danilo Medina tiene que decir si va o no a reelegirse otra vez, ha puesto a todos los dominicanos en expectativas, inclusive, ya ha sido tratado hasta internacionalmente por varias personalidades del mundo político, especialmente en los Estados Unidos.
Todo viene a colación, porque al aprobarse una nueva Ley Electoral (la núm. 33-18) y otra Orgánica de Régimen Electoral (la núm. 15-19), que han impuesto plazos fatales a todas las organizaciones, agrupaciones y movimientos políticos, que califican y están interesadas en participar en las próximas elecciones del año 2020, y al ser dichos plazos o fechas por ley, es decir, que no se pueden violar, el tiempo apremia, por lo cual ya hay que resolver.
En este contexto, también ha abonado la situación con respeto a la posible reelección de Danilo Medina, que el 19 de agosto de 2018, en su única entrevista pública de los últimos años, el primer mandatario dijo que para el mes de marzo se iba a referir al tema, o que lo haría cuando el Comité Político (CP) de su partido se lo autorice, pero ninguna de las dos cosas han pasado.
Y ya han transcurrido más de diez (10) meses, casi un año desde que el presidente Medina habló formalmente y para el pueblo en la citada entrevista sobre este asunto. También, ya han pasado tres meses del esperado mes de marzo de 2019, y el número uno no dice nada.
Imagínese lo que se ha especulado, las conjeturas que se han expuesto, lo que se ha discutido, analizado, sugerido, recomendado sobre este tema de la otra reelección presidencial que tiene un impedimento legal y constitucional, que lo apoyó el mismísimo mandatario de turno en el 2015 y su CP, hasta lo notarizaron en un acuerdo político interno de 15 puntos.
Entonces, viene la pregunta que encabeza este artículo, «la tardanza en el esperado anuncio de qué si vuelve o no a reelegirse Danilo por segunda vez», ¿Ésta ha constituido una ventaja o una desventaja? Veamos ambas variables.
Las desventajas en la tardanza del discurso sobre de que si va o no va la reelección, ha sido y es un tema de conflictos en el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) desde los inicios del año 2015, y ha continuado hasta el día de hoy, junio 2019.
El tema de la reelección es muy chocante, donde existen muchos intereses envueltos, y hay fuertes incidencias de personalidades que tienen que ver más con su mundo empresarial que con el propio PLD.
Lo cuestionable sería, de ser cierto, que políticos veteranos y vetustos se dejen llevar más por los intereses de amigotes empresarios, que por el pensamiento, la actuación y las puntualizaciones que hiciera sobre la ley y su cumplimiento el profesor Juan Bosch.
Con todo este embrollo, el tema de la reelección luce desmontado, lo cual ha quedado ratificado y certificado en varias encuestas de las más prestigiosas en el país, y es tan así, que ya anda en un 75% la oposición a la misma por parte de la población, o sea, va en crecimiento.
Esa es la realidad de la reelección ahora, de ahí que ya no se utiliza entre los danilistas como en años anteriores, la recurrida frase, «el pueblo manda».
Hoy el escenario para los que quieren cambiar las reglas del juego en la etapa final, es que pregonan «el Congreso Nacional es quien decide en representación del pueblo», eso es cierto, pero siempre y cuando no sea los legisladores dejándose sobornar, parece no importarles el criterio de la legitimización en las leyes, lo cual les da su verdadero valor a la Carta Magna.
Por otro lado, en este mismo panorama, las ventajas en la tardanza de decidirse para otra reelección con Danilo; es que mantiene todas las expectativas en su figura, lo cual no admite, ya que él dijo, «no me interesa ser un líder», aunque él lo es, y al parecer lo disfruta.
También, el no haber dicho Danilo que va o no a reelegirse, si no va, evita la soledad del poder, que se les disgreguen su gente, la fragmentación, además, les permite negociar mejor y conseguir todo lo que quiera o casi todo a la hora de la salida del gobierno, y pone a Leonel Fernández a moverse siempre en tono muy pendiente y con prudencia a los pasos del presidente del país, tal cual mantiene a toda la Nación.
Aunque existe un elemento, el inexorable tiempo, que se agota, y el pueblo está obligado a esperar hasta la desesperación la decisión de Danilo Medina, ahora bien, el tiempo es implacable y democrático, es como la muerte, y ya está sobre los hombros del presidente.
Es que la realidad con los plazos fatales en las Leyes Electoral y la Orgánica de Régimen Electoral, está forzando a que Danilo se vea compelido a decir, lo que dijo hace más de diez meses (el 19 de agosto de 2018) que pronto lo diría, «que ya tenía decidido el tema sobre la reelección».
No hay ventajas ni desventajas, lo que ahora existe es una realidad, y es, que no hay tiempo para más suspensos, y la reelección la tiene todas en su contra, aunque se podría imponer en el Congreso Nacional, ¿pero a qué costo social y económico?
En definitiva, si se tuerce el curso de la historia y a lo que el pueblo en una mayoría aplastante no está apoyando, los resultados lucen desconcertantes…, y es muy probable que la división del PLD se haga una realidad.